miércoles, 30 de mayo de 2012

miércoles, 9 de mayo de 2012

NOVELA: "LA JUSTICIA DE LOS ERRANTES"


Si en nuestro anterior mensaje hablabamos de Severino di Giovanni, a quien Osvaldo Bayer inmortalizo en su libro "El idealista de la violencia", aprovechamos para recomendaros la lectura de este otro libro "La justica delos errantes", novela de Jorge Díaz, y por cuyas páginas también desfila este revolucionario de origen italiano. Y lo hace junto a Francisco Ascaso, Buenaventura Durruti, Juan García Oliver, Teresa Claramunt y un largo etc de importantísimos personajes de acción dentro del anarquismo nacional y más allá, como se relata a lo largo del mismo.
Salud y buena lectura.

martes, 20 de marzo de 2012

SEVERINO DI GIOVANNI: "el hombre mas maligno que pisó tierra argentina"


Severino Di Giovanni (1901-1931) fue fusilado el 1º de febrero de 1931 por la dictadura de Uriburu. Tenía 29 años. Considerado  "el hombre mas maligno que pisó tierra argentina" se ocultó lo esencial de su personalidad: ser un representante de la violencia de abajo. De esos que la sociedad no tolera ni perdona. Creía en el derecho a matar al opresor aunque cayeran inocentes, y tenía un fundamento ideológico para sus actos. Llevó a cabo atentados con bombas y grandes asaltos en su raid revolucionario. Su foto ocupó la primera plana de los diarios y un comisario lo llamó un "Robin Hood moderno".

Pero también era un hombre de ideas, un estudioso autodidacta, un escritor y periodista excepcional, un compañero solidario y un militante apasionado. Creía en el amor a rajatabla, en una sociedad más justa, en el respeto al individuo como tal. Y vivió un amor prohibido para la época.




He visto Morir...Por Roberto Arlt

Las 5 menos 3 minutos. Rostros afanasos tras de las rejas. Cinco menos 2. Rechina el cerrojo y la puerta de hierro se abre. Hombres que se precipitan como si corrieran a tomar el tranvía. Sombras que dan grandes saltos por los corredores iluminados. Ruidos de culatas. Más sombras que galopan.
Todos vamos en busca de Severino Di Giovanni para verlo morir.

La letanía.

Espacio de cielo azul. Adoquinado rústico. Prado verde. Una como silla de comedor en medio del prado. Tropa. Máuseres. Lámparas cuya luz castiga la obscuridad. Un rectángulo. Parece un ring. El ring de la muerte. Un oficial.
"..de acuerdo a las disposiciones... por violación del bando... ley número..."
El oficial bajo la pantalla enlozada. Frente a él, una cabeza. Un rostro que parece embadurnado en aceite rojo. Unos ojos terribles y fijos, barnizados de fiebre. Negro círculo de cabezas.
Es Severino Di Giovanni. Mandíbula prominente. Frente huída hacia las sienes como la de las panteras. Labios finos y extraordinariamente rojos. Frente roja. Mejillas rojas. Ojos renegridos por el efecto de luz. Grueso cuello desnudo. Pecho ribeteado por las solapas azules de la blusa. Los labios parecen llagas pulimentadas. Se entreabren lentamente y la lengua, más roja que un pimiento, lame los labios, los humedece. Ese cuerpo arde en temperatura. Paladea la muerte.
"..artículo número...ley de estado de sitio... superior tribunal... visto... pásese al superior tribunal... de guerra, tropa y suboficiales..."
Di Giovanni mira el rostro del oficial. Proyecta sobre ese rostro la fuerza tremenda de su mirada y de la voluntad que lo mantiene sereno.
"..estamos probando... apercíbase al teniente... Rizzo Patrón, vocales... tenientes coroneles... bando... dése copia... fija número..."
Di Giovanni se humedece los labios con la lengua. Escucha con atención, parece que analizara las cláusulas de un contrato cuyas estipulaciones son importantísimas. Mueve la cabeza con asentimiento, frente a la propiedad de los términos con que está redactada la sentencia.
"..Dése vista al ministro de Guerra... sea fusilado... firmado, secretario..."

Habla el Reo.

-Quisiera pedirle perdón al teniente defensor...
Una voz: -No puede hablar. Llévenlo.
El condenado camina como un pato. Los pies aherrojados con una barra de hierro a las esposas que amarran las manos. Atraviesa la franja de adoquinado rústico. Algunos espectadores se ríen. ¿Zoncera? ¿Nerviosidad? ¡Quien sabe!.
El reo se sienta reposadamente en el banquillo. Apoya la espalda y saca pecho. Mira arriba. Luego se inclina y parece, con las manos abandonadas entre las rodillas abiertas, un hombre que cuida el fuego mientras se calienta agua para tomar el mate.
Permanece así cuatro segundos. Un suboficial le cruza una soga al pecho, para que cuando los proyectiles lo maten no ruede por tierra. Di Giovanni gira la cabeza de derecha a izquierda y se deja amarrar.
Ha formado el blanco pelotón de fusilero. El suboficial quiere vendar al condenado. Éste grita:
-Venda no.

Mira tiesamente a los ejecutores. Emana voluntad. Si sufre o no, es un secreto. Pero permanece así, tieso, orgulloso.
Surge una dificultad. El temor al rebote de las balas hace que se ordena a la tropa, perpendicular al pelotón fusilero, retirarse unos pasos.
Di Giovanni permanece recto, apoyada la espalda en el respaldar. Sobre su cabeza, en una franja de muralla gris, se mueven piernas de soldados. Saca pecho. ¿Será para recibir las balas?
-Pelotón, firme. Apunten.
La voz del reo estalla metálica, vibrante:
-¡Viva la anarquía!
-¡Fuego!

Resplandor subitáneo. Un cuerpo recio se ha convertido en una doblada lámina de papel. Las balas rompen la soga. El cuerpo cae de cabeza y queda en el pasto verde con las manos tocando las rodillas.
Fogonazo del tiro de gracia.

Muerto.

Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo. El rostro permanece sereno. Pálido. Los ojos entreabiertos. Un herrero a los pies del cadáver. Quita los remaches del grillete y de la barra de hierro. Un médico lo observa. Certifica que el condenado ha muerto. Un señor, que ha venido de frac y zapatos de baile, se retira con la galera en la coronilla. Parece que saliera del cabaret. Otro dice una mala palabra.
Veo cuatro muchachos pálidos como muertos y desfigurados que se muerden los labios; son: Gauna, de La Razón, Álvarez de Última hora, Enrique Gonzáles Tuñón, de Crítica y Gómez, de El Mundo. Yo estoy como borracho. Pienso en los que se reían. Pienso que a la entrada de la penitenciaría debería ponerse un cartel que rezara:

-Está prohibido reírse.
-Está prohibido concurrir con zapatos de baile.

sábado, 4 de febrero de 2012

ORSINI en CARNE CRUDA

Salud, maestros:
ORSINI, ese artefacto sonoro que toma su nombre de otro que aún lo era más... ha sonado en "Carne Cruda", uno de los pocos programas de la radio pública que merecen ser oídos. Salud para los compañeros que día tras día contravienen el discurso oficial y oficialista desde este y desde cualquier otro medio. Eso a pesar de las imprecisiones a la hora de explicar el origen de nuestro nombre. No importa, seréis también de lo poco que se salve de la quema.
Aquí tenéis el poscas, el puskas, o como se diga. Nosotros estamos en el siglo XIX, así que no le pidáis peras al olmo.

http://www.rtve.es/podcast/radio-3/carne-cruda/ 
programa día 3/2/12

Salud

GUERRA SIN CUARTEL
/GUERRA HASTA VENCER
/HASTA QUE NO QUEDE NI UN EXPLOTADOR EN PIE

miércoles, 18 de enero de 2012

ORSINI en el Periódico Diagonal

Empezamos el año tal y como lo acabábamos: furiosos y asqueados, pero con dos buenas noticias, una la muerte del infame Fraga, aunque en la cama, pero muerte al fin y al cabo (Carrillo, ¿y tú a qué esperas?) y la de que nuestro disco ha sido reseñado en el periódico quincenal DIAGONAL (http://www.diagonalperiodico.net/) Algo es algo...
Salud y guerra, compañer@s.